Si las circunstancias lo permiten, el apeo del árbol se hará de una sola vez, cortándolo por su base, controlando su caída y procediendo después a su desramado y troceado.
Pero lo habitual es que el entorno del árbol no permita actuar de esa manera. En este caso, mediantes técnicas de trepa y trabajos en altura, desde el propio árbol procedemos a su troceado, controlando con cuerdas la bajada de cada rama y troza para evitar que causen daños.
Una vez apeado el árbol, procesamos los residuos para su retirada o de la forma en que se haya acordado.
También, si así se ha encargado, nos ocupamos de la eliminación del tocón, triturándolo con nuestra destoconadora.